Esta ley establece que para que ocurra la reproducción
sexual, previo a la formación de los gametos cada alelo de un par se separa del
otro miembro para determinar la constitución genética del gameto hijo.
En su experimento, Mendel cruzó diferentes variedades de
semillas de individuos heterocigotos (diploides con dos variantes alélicas del
mismo gen: Aa) (Figura 1).
Del cruce obtuvo semillas amarillas y verdes en la
proporción que se indica en la figura 3. Así, pues, aunque el alelo que
determina la coloración verde de las semillas parecía haber desaparecido en la
primera generación filial, vuelve a manifestarse en esta segunda generación.
(Figura 3).
Según la interpretación actual, los dos alelos distintos
para el color de la semilla presentes en los individuos de la primera
generación filial no se han mezclado ni han desaparecido, simplemente ocurría
que se manifestaba sólo uno de los dos.
Esos dos alelos, que codifican para la característica color,
son segregados durante la producción de gametos mediante una división celular
meiótica. Esto significa que cada gameto va a contener un solo alelo para cada
gen. Lo cual permite que los alelos materno y paterno se combinen en el descendiente,
asegurando la variación.
Para cada característica, un organismo hereda dos alelos,
uno de cada pariente. Esto significa que en las células somáticas, un alelo
proviene de la madre y otro del padre. Éstos pueden ser homocigotos o
heterocigotos.
Es importante aclarar que que los alelos se separan antes de que se formen los gametos. Precisamente es en la etapa de anafase I de la meiosis I cuando ocurre la separación de los cromosomas homólogos, momento en el que ocurre realmente la haploidia y se cumple con lo establecido por Mendel.
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